Del eucalipto,
vaporosas, las hojas,
las mece el aire.
Blandas, las nubes,
adormecen al sol,
junto a las cumbres.
El oleaje,
acaricia la orilla
de arena suave.
Las gaviotas,
desafiando al mar,
cortan las olas.
Allá a lo lejos,
silueta solitaria
de un barquichuelo,
que navegando,
pintando va una estela
de espuma blanca.
Otro verano.
Mirando al horizonte
estoy soñando.
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